lunes, 21 de febrero de 2011

Ediciones Espiral invita


Presentación de los libros Emigrar hacia la Nada y Corazón de los Días


Jueves 24 de febrero 7 pm

San José. Casa de Cultura Popular José Figueres Ferrer del Banco Popular, ubicada de la iglesia Santa Teresita, en Barrio Escalante, 300 metros norte y 300 metros este.



Están cordialmente invitados e invitadas a la presentación conjunta de los libros de la colección fin del mundo: Corazón de los Días de Esteban Alonso Ramírez y Emigrar hacia la Nada de Sebastián Arce Oses; habrá vinito y venta de los libros, asistan estará muy buena la actividad, información al 8828-0986.

Corazón de los Días o el mundo del haiku

por Joan Bernal

Esteban Ramírez es otro de los poetas que se bajó de la cuna caminando. Quiero decir no gateó. No se puede explicar de otra manera un primer libro tan completo y bien trazado. Un primer libro con tanta osadía. Es por donde se vea un hecho insólito que un poeta joven que publica su primer libro lo haga participando de un espécimen poético que o se ama o se odia: el haiku.
La definición que el mismo Esteban nos comparte tiene la claridad y el pulso de sus poemas. Simple y llanamente dejarnos, permitirnos estar, realmente vivos. Menuda lección! Con esas poquitas sílabas que forman el Corazón de los Días es evidente que Esteban se permitió tanto estar vivo que uno se va animando. Uno se va preguntando y abriendo, respondiendo y abriendo a ese quizás temible, pero entrañable, salto al vacío: permitirse estar vivo.
Anticipo que para algunos será un libro incómodo. De seguro les hará falta la enumeración, el regodeo, la explicación, el juego de palabras. A todos ellos les propongo lo que Esteban nos propone con su libro: disponerse, soltarse. Duden un poco de los efectos especiales, practiquen el silencio, sobre todo el de la mente. Observen. Obsérvense.
La lectura del estudio que Esteban nos comparte al final, a mi gusto, puede resultar una experiencia aparte. Para mí fue un repaso muy útil por algunos de los puntos de mayor interés en la historia del haiku. Para mi grata sorpresa este repaso pulverizó varios de mis prejuicios sobre el género.
Uno de ellos, el que más me alegró que se derrumbara, fue el de mi ignorante reticencia hacia el rigor de la forma. Una métrica ideal como bien dice Esteban. Dicho estudio me aclaró, con precisión y humildad, variedad de preguntas que hasta entonces me intrigaban.
Con admiración reconocí, después de haber leído el libro de atrás para adelante (cada quien tiene sus coordenadas) que cada haiku de Esteban era testimonio fiel de todas esas falsedades que él mismo se encarga de desmentir. Ni necesariamente místicos ni profundos.
Mi haiku en el libro es este:
Aquella brisa
incapaz de hacerse haiku
me atormenta

Ahí veo a Rilke.
Ahí me veo.
Ahí veo el insondable don de la poesía.
Ahí veo mi dolor transfigurado.
¿Qué verán ustedes? Démonos el gusto de leerlo.
El haiku es un género que a pesar de su economía no es tacaño. El haiku es, como bien se lee en los poemas de Esteban, otra manera de sentir y de ser.
¿Por qué no, la nuestra?
Este libro, por dentro y por fuera, está lleno de paisajes familiares. Por ahí fluye la vida en forma de antena o de puntos suspensivos.
No son sentencias.
No son grafitis.
Su poder de invocación y evocación los rebasa.
Le doy las gracias a Esteban por su libro que nos regresa o nos inicia en el descubrimiento de esta otra maravilla del mundo. Al hacerlo nos alivia saber que aquí y allá la vida es una. Que aquí y allá, ahora mismo y también en el pasado, hombres de variadas formas, historias y costumbres con unas cuantas palabras y otras tantas profundidades o superficies se aventuraron a sentirse, a saberse vivos.
¿Quién sabe? Tal vez también la nieve en nuestra manta viene del paraíso.

14, 15, 18 de febrero de 2011.

(Este texto fue leído en la presentación de Corazón de los Días en Heredia el 18 de febrero de 2011)

Sobre Emigrar hacia la Nada, apuntes para una presentación

por Joan Bernal

Tengo ahora el placer de presentar Emigrar hacia la Nada de Sebastián Arce Oses, San José 1986.
Son ya tres lecturas las que he hecho y cada vez me gusta más. Nos puede pasar perfectamente que caigamos en la engañosa cuestión del primer libro. Puede que llevados por esa apariencia que tantas veces es simple confort creamos, como a menudo ocurre, que nos topemos más con un experimento, en el sentido de saber qué se siente debutar editorialmente.
Pero un libro como el de Sebastián lo leo más como un logro que como un intento. Desde el título me lleva, de acierto en acierto, por un paisaje si se quiere manido. Un paisaje que la fuerza de tener que andarlo llega a repugnar. Ahí están, cómo no, los desagües, los caños, el grafiti, el bar, el lote baldío. Pero cumple, como defiendo en estas líneas, con aquello que a tantos nos gusta de la buena poesía: la operación adánica. Sí. Lo que le tocó a Adán viéndose rodeado de tanta cosa sin nombre todavía. Por supuesto, nada más y nada menos que nombrar las cosas.
Lo que me gusta cada vez que he leído este generoso y considerado libro de apenas tres partes es que se atreve a nombrar, ahí donde otros hemos optado por el simple inventario, la mera enumeración. Sebastián lo define así: “…me exploro con la gravedad/ del viento sobre las tumbas”.
Tiene un regusto a añejo que quizás es el de los mejores vinos. Por eso me atrevería a llamar a Sebastián un buen gurmé. Se ve que paladeó y paladeó quizás el Siglo de Oro, quizás nuestros empolvados, pero insignes románticos para dar con estos versos donde además son tan oportunas las palabras como los silencios.
Este es otro de los grandes logros del libro: los silencios. Digamos que el silencio en Emigrar hacia la Nada es una inteligente crítica a lo evidente que es lo que se espera o lo que con frecuencia viene con los paisajes antes citados.
Desconozco si estos poemas fueron tallereados. En todo caso, la poda que se les hizo, si se les hizo alguna, les sentó muy bien. Hay en todo el libro un afinado sentido de las proporciones. Dice lo que dice con precisión, sin aspavientos.
Emigrar hacia la Nada aporta el equilibrio y el mirarse para adentro. Aporta poemas sin excesos aunque hable de los excesos. Ha sido una gratísima confirmación, en conjunto, de aquella serie de comentarios al margen que le oí a Sebastián en varias de sus lecturas. Comentarios que si bien nos hacían reír a la vez nos dejaban pensando. Veo en la génesis de aquellos comentarios la misma de la de sus poemas: el pensamiento. Y más un pensamiento crítico que llena sus palabras cual clorofila.
Nos gusta esta poesía por honesta, por juiciosa. Todo está muy bien sopesado aquí. Y esta breve presentación puede cambiarse por ese curioso y temido verbo: sopesar.


31 de octubre y 2 de noviembre de 2010.

(Este texto fue leído en la presentación de Emigrar hacia la Nada realizada en Heredia el 9 de diciembre del 2010)